La Ciudad de México.

El centro del país.

De los millones de habitantes que ocupan el centro del país en la división que se hace por municipio y  estados del territorio nacional, damos por sentado que la población se distribuye entre dicho territorio a razón de la capacidad de cada una de las localidades de albergar el potencial productivo de un determinada fuerza de trabajo, misma que ocupa de los distintos sectores productivos y de servicios de la economía nacional, para integrar la dinámica propia de su realidad existencial en un momento dado del pasado o el presente de dicho complejo social. Conocida cual es la integridad de la sociedad moderna entonces, es como reconocemos cuál es la composición de sus diversos mercados de bienes y servicios. En el caso de la composición de la población que habita condominios de conjuntos departamentales decimos que la magnitud de 4,000,000 habitantes se explica por causa de la demanda de vivienda dentro de espacios urbanos reducidos de tal forma que se satisface dicha demanda con la construcción de vivienda de ese tipo. la acumulación de riqueza dentro del casco urbano de la ciudad tiene entonces por resultado directo que la magnitud de las ganancias de la producción industrial, comercial y de servicios sirva a la integración de los conglomerados y aglomerados en dicha zona económica y de negocios del país. Las clases sociales que resultan entonces de dicha clase de desarrollo económico, integran una nueva clase trabajadora con un capital humano exclusivo de su realidad existencial contable, financiera y de negocios, de tal modo que su dominio de los diversos escenarios productivos y de servicios nacionales y locales, se suponen determinados por las condiciones laborales de sus respectivos centros de trabajo. Es decir, una relación cerrada entre técnicos e ingenieros y sus respectivos agentes comerciales, administrativos y financieros.

En el caso de las residencias de los otros cuatro millones de habitantes del centro del país que se suma a la población de los municipios conurbados a la Ciudad de México, dando la suma aproximada de entre toda la población contando la que habita conjuntos departamentales, la cifra de unos 16,000,000 de habitantes, si se resta entonces dicha magnitud, al contar con 12 millones, se divide a la mitad dicha cifra para dar con el número de seis millones de habitantes que aproximadamente integran la clase media de dicha zona geográfica del país. De esa cifra resultante, se divide por sectores económicos a la intensidad del desarrollo de su respectiva fuerza de trabajo, según su potencial productivo y de negocios, dando con la cifra de 5 millones de habitantes aproximadamente, que son los que mejor se posicionan de las industrias de mayor envergadura localizadas dentro de dicho espacio geoeconómico. Del millón restante, se compromete la realidad de sus existencias contables y financieras con el desarrollo económico generalizado de la región de la que se trata en su conjunto.

Resalta el caso de los oficios de ramas afines a la arquitectura funcional a diversas clases y tipos de servicios de esparcimiento, alojamiento y preparación de alimentos, convenida su injerencia en el desarrollo de avanzada del correcto uso y estilo de diversas clases y tipos de bienes mobiliarios. A dicha clase de negocios aplica el juego de la fortuna convenido el interés social en progreso en escenarios diferentes y diferenciados.

Los negocios en localidades como Chimalhuacán pueden tener un proyecto común a una particular clase de giros económicos soportados sobre la infraestructura de un capital humano especializado en naves comerciales, tales como pueden ser las de “Coppel”, empresa hecha al expansionismo empresarial mexicano, mismo que tiene un frente de competencia por regiones en las provincias siendo conocidas por su razón social. En ese sentido, la cultura de los costos y el mercadeo comercial de la existencia del comercio de la provincia local de sección de distrito, distingue entre los mercados que son exclusivos por ejemplo, de las caballerizas y cultivos de forrajes, de los que son propios de donde existe una gran magnitud de ventas de materiales de construcción siendo participativo de dicha industria a la par. De ese modo, la firmeza en las convicciones de la agencia comercial y de negocios con frutas, verduras, carnes blancas y rojas, lácteos, enlatados, envasados, refrescos, bebidas alcohólicas, productos de limpieza y fumigantes, yendo de rural a global, puede replantear su planificación estratégica con las alegrías de las producciones de remate sobre saldos de las existencias de bienes de prestigio, y también puede circunscribirse a una política lograda en las preferencias del consumidor donde domina la pasión por el trabajo con ambiente familiar siendo un buen agente comercial, o también pudiendo jugar por ejemplo, el rol de profesor infantil o joven vanguardista.

La paradoja de la Ciudad de México durante el siglo 19, tiene que ver con la estabilidad del crecimiento de la población, misma que se explica por ejemplo, al determinar porque el desagüe de la ciudad era una tarea difícil de realizar, a la par que el dilema que plantea la tónica de las defunciones de la población indígena en México, mismas que impactan sobremanera en las condiciones culturales y de salubridad que permitían que la población tuviera motivos para reproducirse. Uno de los detalles es aquel que tiene que ver con la posibilidad de alimentar a toda la población con la misma técnica que ancestralmente, se usaba para sostener a la población en México. Con la llegada de los españoles, las técnicas agrícolas de los europeos, tuvieron que sumarse a la causa de la producción de alimentos junto con las de animales de granja, de esta forma es como sabemos que las necesidades de la población del siglo 19, se cubrieron, además de aquellas que tuvieron que ver con la producción de manufacturas, y la satisfacción de las necesidades básicas, tal y como puede ser por ejemplo, la de vivienda y vestido. El caso del transporte, también es un dilema presente durante toda la colonia española, en ese sentido, es durante el siglo 18 y ya durante el México independiente del siglo 19, cuando fué menester velar por su factor de conveniencia, para darle cabida a la existencia de los recursos industriales que transformarán la era de las monarquías europeas en lo que es la plataforma de la industrialización del capitalismo representativo del siglo 20, de tal forma que después de la Revolución Mexicana las condiciones de vida de la población tuvieran las garantías para poder pensar en la reproducción de la clase popular, cuestión que se dio década tras década sin limitaciones, por concepto de la posibilidad de que fuera posible ver por la reproducción de los bienes y servicios desde entonces hasta la fecha. El caso redunda en tiempos del juarismo, con el del asentamiento de las instituciones de la ingeniería civil e Industrial, mismas que suponen el paradigma clásico del desarrollo urbano de la Ciudad de México, dadas las condiciones de su desarrollo y progreso, mismas que también serían ya para la época posterior a la Revolución Mexicana, las propias de la producción industrial que satisface las necesidades de la nación entera, es decir incluyendo la producción de automóviles y los servicios aeroportuarios.

Reconocer la necesidades propias de las distintas clases sociales y económicas que habitan la ciudad de México, es fundamental para ver por la correspondencia de las mismas con las existencias contables que incluyen los presupuestos de gasto e inversión de diversas clases de bienes muebles e inmuebles, así como también a distintas clases de bienes y servicios. El caso tiende a ser conveniente por ejemplo, con la integración de necesidades propias de quienes tienen que viajar a distintas localidades del extranjero para dar buen giro a sus negocios de prestigio dando un justo lugar a la imagen nacional en el panorama mundial de competencias económicas y sociales.

Los roles sociales de quienes “no pecan de petulantes” y de quienes “no saben ni qué es malo”, dado el paradigma del carácter humano de quienes se llenan de emociones contradictorias tales como las que mejor expresan sentimientos volitivos de “corazón y tripas”, pueden ser consecuentes pese a su dominio moral, con la diferencia entre el lujo y la vanidad, en ajuste a la humanidad de los asuntos de la provincia mexicana con respecto a la metrópoli de la Ciudad de México. 

La fuerza de trabajo coordinada con distintas áreas operativas y administrativas entonces, se ubica haciendo referencia al respecto de cual es la composición de cada uno de los presupuestos maestros y balances generales que generan cada una de las empresas a reconocer, así como también cada uno de sus contratos con distintas clases (de magnas obras a micro negocios) y tipo (industrial, comercial y residencial) de obras y carteras de clientes. El caso es consecuente con la realidad económica de algunos vecindarios diferentes en cuanto a su composición en inversión y gasto corriente en infraestructura pública y privada. En ese sentido, la distinción y diferenciación que se hace de la regularidad y fluidez de distintas clases de operaciones es consecuente con la inferencia y evaluación económica que resulta de la observación de valores capitales tales y como pueden ser los propios del comercio local nacional condicionados por la geografía económica de las regiones, las localidades, los distritos urbanos dentro de una misma metrópoli, e incluso fracciones y secciones de dichos distritos metropolitanos donde operan diversas cuadros de trabajadores formados con los valores laborales que versan sobre proyectos de las más diversas clases de empresas arquitectónicas: Programas de impulso económico a la actividad laboral de alta productividad del trabajo y de baja productividad de trabajo, propios de la gestión de operaciones de ingeniería civil y arquitectura exclusiva de distintos distritos urbanos locales, donde diversos grupos empresariales con razones sociales y comerciales diferentes se distinguen entre sí por la calidad de su particular marketing publicitario, pudiendo ir éste del propio de los orígenes campestres de su producción (con motivos de la cultura y las artes adecuados a las ambientaciones que van de las exclusivas de las distintas clases de paisajes agrestes nacionales, a los paisajes agropecuarios, pasando por los mineros, de feria y los propios de tendencias urbanas de su estilo casual), al marketing publicitario de origen netamente norteamericano en un principio, mismo que después fue copiado y popularizado a través del tiempo alrededor del mundo, con cultura popular propia de las décadas que siguieron a la aparición del género musical del rock and roll (de distintos subgéneros e influencias de diversas producciones de distintos grupos musicales), pudiendo tener dicho género antecedentes históricos propios de las décadas de la construcción y arraigo de la cultura artística de las primera mitad del siglo XX en los Estados Unidos. Resaltan a manera de ejemplo, para tener entendimiento sobre la realidad de dicha clase de compromiso administrativo de la fuerza de trabajo, los casos distintos del shock visual que es determinante en la relación laborales que se establecen entre distintas clases de trabajadores y sus patrones dentro de diferentes cuadros urbanos como el de Santa Fe en Ciudad de México o el de la colonia Polanco, también en Ciudad de México, conciliador de las fuerzas sociales del desarrollo urbano en materia de banca local especializada en distintos ramos económicos con activos financieros en propiedad de intereses sobre valores inmobiliarios de una alta escala de plusvalor agregado, conveniente a la reproducción de valores monetarios exclusivos de la velocidad del dinero nacional.

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